miércoles, 17 de marzo de 2010

Gente


Escucho a algunos gurús del progresismo mediático poner paños calientes a la crisis económica. Sustentan que en realidad no es para tanto, que hay mucho de psicológico y que sobran los agoreros.

Se trata de una postura que da una vuelta de tuerca al género del surrealismo literario. Es como si para justificar sus inamovibles posturas político-mediáticas, las que por cierto les tienen garantizados sueldos galácticos y sillones de privilegio, tuvieran que hacer saltar por los aires las supuestas convicciones ideológicas que venden al oyente, al lector, al espectador.

Quiero decir que no es extraño encontrarse con los auténticos azotes de los gobiernos de derecha o los mayores garantes de las libertades y derechos ciudadanos, anteponiendo en estos días los intereses del poder a los de la gente. Identificando crítica al Gobierno con alistamiento al partido opositor.

A unos de esos referentes mediáticos oí precisamente hace no muchas semanas. Argumentaba que los datos económicos con los que desayunamos cada mañana no se corresponden con la realidad que él se encontraba cuando cruzaba la puerta de su casa. Que no tenía localizada a tanta gente que lo esté pasando tan mal.

Datos nuevos. De hoy. Del Instituto Nacional de Estadística: casi el 20% de la población residente en España estaba por debajo del umbral de la pobreza relativa en el año 2009, una de cada tres familias no es capaz de hacer frente a gastos imprevistos y más del 30% reconoce pasarlas canutas para llegar a fin de mes.

Quizás es cierto que estas realidades sean ajenas a esos gurús mediáticos del progresismo. Lo que ocurre es que, al menos de vez en cuando, es sano bajarse del taxi y coger el metro o el autobús. Salir del despacho y pasear por las calles de los barrios. Sobre todo si uno aspira a ser honrado cuando osa hablar en nombre de ese algo tan voluble y heterogéneo llamado GENTE.

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