jueves, 11 de marzo de 2010
11-M
Quizás sea cierto que un pacto de Estado entre los dos grandes partidos de este país para salir de la crisis sea necesario y deseable. Pero, sin embargo, me tranquiliza ver a la oposición y al Gobierno a la gresca por medidas económicas. En esta legislatura la dichosa crisis centraliza todos los debates y casi todos los enfrentamientos políticos: Abaratamiento del despido, reforma de las pensiones, contrato para jóvenes… Temas importantes, sin duda.
Pero digo que me tranquiliza porque a veces recuerdo la legislatura pasada. Nuestro país aún vivía tiempos de bonanza económica, tiempos en los que el ladrillo florecía. Tiempos en los que los bancos concedían préstamos a cualquiera que se pasara por allí...No había debate económico.
El debate estaba en el 11 de marzo de 2004: ese día el mayor atentado terrorista de la historia de Europa acabó con la vida en Madrid de 192 personas. Y ese día, 72 horas antes de unas elecciones generales, se abrió una herida, una brecha social, en la que muchos, durante mucho tiempo, se encargaron de hurgar con el único propósito de lograr el interés propio. A costa de lo que fuese. Por supuesto de las víctimas, hoy ya prácticamente olvidadas salvo en la efeméride. Pero también a costa de una convivencia democrática que algunos hicieron saltar por los aires de una manera interesada y premeditada.
Hoy los cruces de acusaciones tienen que ver con el IVA, y no con teorías conspirativas relacionadas con vuelcos electorales, ni con ocultación de pruebas, ni furgonetas fantasma… Hoy tan sólo tenemos que volver a recordar a nuestros muertos, a sus familias y a los supervivientes. Para los que siempre es 11-M, y para los que sigue haciendo falta todo el apoyo de la sociedad española.
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