Ya no te va tan bien. Es probable incluso que te vaya de
pena. Y jode. Jode mucho recordar que muchos se han forrado a tu costa. Y no
sólo a costa de tu dinero, sino a costa
también de tu camaradería, de tu complicidad y de tu connivencia. Arraigadas en un sistema que te ha ido despojando
día tras día de casi todo, mientras tú, in eligendo, in vigilando, callabas como ausente
convencido de que te enriquecía.
martes, 19 de febrero de 2013
Como ausente
Llevabas el coche al taller y renunciabas a la factura para
no pagar el IVA. Lo sabías. Te iba bien. Callabas. Te salía un trabajito extra
por las tardes que ni te planteabas declarar. Lo sabías. Te iba bien. Callabas.
Acudías al dentista y (oh, casualidad!) te obligaba a pagar todo en efectivo.
Lo sabías. Te iba bien. Callabas. Y vendías tu piso de la playa y accedías a la
oferta del banco (DEL BANCO) para cobrar la mitad en B y así esquivar una parte
de los tributos al fisco. Lo sabías. Te iba bien. Callabas. Y las horas extras
que te abonaba el jefe. Lo sabías. Te iba bien. Callabas. Y reelegías por
mayoría absoluta a políticos imputados o involucrados en escándalos de
corrupción. Lo sabías. Te iba bien. Callabas. Y tenías amigos que trabajaban
por su cuenta en negro mientras cobraban de la prejubilación o de la paga por
invalidez absoluta. Lo sabías. Te iba bien. Callabas. Y sabías que, así en
general, empresarios, políticos, duques
e infantas, banqueros, profesionales de toda estirpe, presidentes y concejales,
en mayor o menor medida, trincaban. Pero te iba bien. Y callabas.
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