martes, 25 de diciembre de 2012

Liberalización de horarios. Tres mentiras



Es así. Todo se dirige a abrir cada vez más horas los centros comerciales y menos los centros sanitarios, educativos o culturales. Cuando se habla de “libertad” de horarios se habla, claro, de la del empresario, no de la de sus empleados. Pero experiencias de comunidades autónomas como Cataluña y País Vasco (dos de las más restrictivas) y, sobre todo, de personal especializado del sector, sirven para desmontar el argumentario de los defensores de la “libertad total”.

1.- Más horas de apertura, más ventas. Ecuación simplista: cuantas más horas esté abierta una tienda, mayor será su volumen de ventas. MENTIRA: Otorgar una mayor libertad de maniobra al cliente no significa que éste aumente su presupuesto destinado al consumo. Abrimos los domingos, de acuerdo. Pero el que decide comprar el domingo por comodidad o por capricho es el que deja de hacerlo el sábado o el viernes por la tarde. El número de clientes potenciales es el mismo y el presupuesto de éstos, también. No se vende más. Se vende más espaciado en el tiempo.

2.- Como se vende más, se crea empleo.- Basada en la premisa, ya desmontada, de que más horas de apertura supone más ingresos. Supongamos por un instante que la damos por buena. MENTIRA: No hace falta ser economista para saber que aunque así fuera, el incremento de ventas o de beneficios en ningún caso supondría nuevas contrataciones. La medida inmediata que sigue a la liberalización de horarios es la duplicidad de turnos y la obligatoriedad de los empleados de trabajar domingos y festivos.

3.- La gente necesita más horas de apertura porque no le da tiempo a comprar. MENTIRA: Todo el mundo compra lo que necesita con los horarios actuales. De hecho, hasta todo el mundo acude a los bancos, a Hacienda o a renovar el DNI. Gestiones mucho más trascendentes para la vida cotidiana y con horarios mucho más restrictivos. Un centro comercial tiene un horario aproximado de 12 horas diarias de apertura de lunes a sábado.

No, la liberalización de horarios comerciales no es una medida destinada ni a estimular las ventas ni a crear empleo. ¡¡¡Pero si potenciar el consumo sería mucho más sencillo, almas de cántaros!!! Podríamos empezar por dejar de atacar su línea de flotación subiendo el IVA, recortando salarios, congelando pensiones y, en general, mordisqueando el poder adquisitivo de los que se suponen que deben ir a comprar. Que sí, que tendrán más tiempo. Pero menos dinero para gastarse que uno que se está bañando.


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